Tras dos años de investigación sobre el apego y la confianza de los habitantes de Chaitén, tras la masiva evacuación por la erupción del volcán en 2008, CIGIDEN realizó encuentro Palena para compartir resultados del estudio a cargo de los investigadores Luis Maldonado e Ignacio Gutiérrez.
“Alerta máxima por erupción del volcán Chaitén. Gobierno ha ordenado el completo desalojo de la ciudad”. Este el mensaje que se difundió por televisión el 8 de mayo en Santiago, luego de 8 días de incipiente actividad volcánica que coronó durante meses al cielo de la comuna de Palena con un gigante hongo de gases tóxicos. Durante ocho días, barcazas y buques transportaron a un poco más de 4.700 chaiteninos aún incrédulos de la feroz erupción del volcán, la más grande de la historia volcánica de Chile, y que por nueve milenios había permanecido inactivo.
La población, obligada a evacuar ante el inminente colapso piroclástico, fue re-localizada en Puerto Montt y Chiloé. Pero a los meses pasada la emergencia varios regresaron. ¿Qué pasó con aquellos que no regresaron a Chaitén? y ¿cuál fue el rol del Estado en estas desiciones? Esta y otras preguntas son el inicio del estudio de dos investigadores de CIGIDEN, Luis Maldonado, sociólogo y doctor en economía UC e Ignacio Gutiérrez, psicólogo y antropólogo UC, quienes desde 2013 a 2015 diseñaron a través de relatos un instrumento cualitativo que pudo capturar los factores asociados a la decisión de habitar o re habitar un lugar expuesto a riesgos, midiendo apego y confianza.
Procesos tras la emergencia
El investigador Luis Maldonado explica que en Chaitén la población evacuada tuvo que tomar decisiones bajo presión y no tuvieron la posibilidad de participar en los procesos tras la emergencia. “La gente que se fue a Puerto Montt o Chiloé comenzó a enviar a sus hijos al colegio, otros encontraron trabajo y muchos ya viejos, no se sintieron con la fuerza de volver a Chaitén y recomenzar”, describe el investigador. Dimensiones sociológicas y psicológicas, agrega, que son necesarias de analizar frente a una amenaza o un desastre de origen natural y que es fundamental desde las ciencias sociales conocerlas y analizarlas para poder enfrentar de forma resiliente los próximos desastres.
Diversos estudios afirman que la experiencia del desastre está asociada con una mayor dependencia de los círculos más cercanos, como familia y amigos y que no hay asociación de experiencia del desastre y círculos externos. Si bien los lazos familiares promueven un sentido de seguridad al interior de estos tipos de círculos sociales, éstos pueden dañar la confianza generalizada en extraños.
Según Ignacio Gutiérrez es aquí donde el Estado juega un rol fundamental en la capacidad de generar confianza a través de la información oportuna que entrega y la participación de las comunidades en todos los procesos del desastre. “El apego al lugar disminuye si no hay participación de la comunidad en la reconstrucción, a pesar de que las personas sientan añoranza por el paisaje y por la vida tranquila que llevaban en el lugar. Eso quedó demostrado en Chaitén y evidenciado en nuestro estudio”, señaló el antropólogo.
Comunidad informada
Ambos investigadores participaron de dos actividades, conversatorio y entrevista en Radio Provincia de Palena, para poner a la población en conocimiento del trabajo realizado. Ambos científicos hicieron hincapié en la necesidad de que las comunidades exijan que aquellos investigadores que realicen estudios regresen a las zonas a comunicar sus resultados, para que éstos sean reflexionados por la comunidad y así planificar en base a información científica.